La meditación zen no es un excitante más, no es entusiasmo disperso, más bien es la plena concentración en la rutina cotidiana. Es una opción de vida e implica retornar a la serenidad, ser la serenidad, que no es lo mismo que tener serenidad. Como dijo el maestro Shunryu Suzuki: La felicidad no puede ser atesorada por nadie, existe en momentos de libertad.
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