Sólo por hoy no me enojo.
Un soldado
llamado Nisida fue a ver a Hakuin ( un gran maestro zen) y le preguntó:
· ¿Existe de verdad
el paraíso y el infierno?
· ¿Quién eres tú? Respondió Hakuin.
· Soy un samurái- dijo Nisida
· Tú, un soldado?- exclamó con sarcasmo Hakuin.
· ¿Quién eres tú? Respondió Hakuin.
· Soy un samurái- dijo Nisida
· Tú, un soldado?- exclamó con sarcasmo Hakuin.
¿A qué clase de gobernador podrías proteger?..¡¡¡
Tienes cara de mendigo!!!
- Nisida se sulfuró tanto que empezó a desenvainar la espada, pero Hakuin prosiguió:
· Ah, así que tienes una espada! Tu arma es probablemente demasiado mala como para cortarme la cabeza.
· Y en el momento que Nisida la desenvainó, Hakuin le hizo la siguiente observación:
· ¡Ahora estás abriendo las puertas del infierno!
- Nisida se sulfuró tanto que empezó a desenvainar la espada, pero Hakuin prosiguió:
· Ah, así que tienes una espada! Tu arma es probablemente demasiado mala como para cortarme la cabeza.
· Y en el momento que Nisida la desenvainó, Hakuin le hizo la siguiente observación:
· ¡Ahora estás abriendo las puertas del infierno!
Al oír estas palabras el Samurai,
captando la disciplina del maestro, enfundó la espada y se inclinó ante él. –
Ahora estás abriendo las puertas del cielo.
El cielo y el infierno se encuentran en ti. cada uno tiene el poder de elección de abrir una puerta u otra.. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estas en las puertas del cielo.
La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en uno de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren…en un segundo se puede ir del infierno al cielo, del cielo al infierno.
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